¿cómo puede no ser inferior si tiene que someterse?, nuestra respuesta arranca desde la misma esencia de nuestra fe cristiana, desde nuestra comprensión de la naturaleza de Dios: creemos que el Padre y el Hijo son «iguales» en dignidad y en esencia, pero que son diferentes en sus funciones y que el Hijo se somete al Padre (nunca se nos dice que el Padre se somete al Hijo). Quien dice que la igualdad y la sumisión son incompatibles está negando, en última instancia, la doctrina de la Trinidad. • El
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